Mientras estábamos en Rila, el Maestro deseaba que nos esforzáramos más en vivir la vida fraternal que cuando estábamos en otra parte. Dijo: «Aquí son muchos… Se cruzan a menudo durante el día, pero ¿en qué piensan en ese momento?

Actos de Magia Blanca

De ahora en adelante, piensen en pedirle al Señor que bendiga a cada hermano, a cada hermana que encuentren, pidiendo que sus almas se llenen de amor, belleza y alegría. Que todos se vayan más ricos por haberte conocido… Y cuando vean una mariposa, digan: «Señor, bendícela». Cuando vean un arbusto, digan: «Señor, bendícelo» y denle un poco de agua si la necesita. Cuando vean un manantial, digan al Señor: «Bendícelo» y, si lo necesita, límpienlo.

Al pedirnos que dijéramos estas palabras de bendición, el Maestro nos enseñaba actos de magia blanca. Porque, quienes usan tales palabras para hacer un vínculo consciente entre todos los seres y su Creador, emanan ondas que esparcen pureza, luz y vida por todas partes, y todo su ser se convierte en un centro de resplandor.

Ser alguien en quien otros sienten la alegría de la vida

Tanto para el Maestro como para nosotros, sus discípulos, esperaba que todos estuvieran vivos con Dios mismo. Por eso nos aconsejó que observáramos nuestros rostros, porque nuestras expresiones faciales revelan toda una filosofía a distancia. No son sólo las palabras las que son positivas o negativas.

Aquellos con rostros cerrados y desagradables, ya revelan a la distancia que se han desviado a reinos donde no hay tanta luz y calor; han abandonado el camino por el que caminaban libremente y se pierden entre arbustos espinosos y maleza.

El Maestro preguntó: «¿Qué es una persona sana? Alguien en quien sientes la alegría de vivir, porque esta persona está, simbólicamente hablando, habitada por bosques, montañas, lagos y manantiales. A todo el mundo le gusta conocer a una persona así, que sólo puede ser sabia, rica y generosa».

Nuestras acciones deben tocar a los demás con la idea de la hermandad

El Maestro nos pidió que mejoráramos los caminos alrededor de nuestro campamento, para facilitar el acceso a todos los que pudieran venir por aquí. Nos dijo que hiciéramos puentes sobre los arroyos y torrentes, diciendo: «Cuando construyan estos puentes, piensen bien cada movimiento, para que todos los que crucen los puentes sean tocados por las ideas de hermandad, las ideas de la nueva vida.

Añadió: «Trabajen como si el Señor mismo fuera a usar estos caminos y puentes para venir a vernos». En aquella época, había muy pocos caminos en las montañas, y estos puentes, que eran claramente útiles para los caminantes, también simbolizaban los vínculos que deben establecerse entre las personas.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

(Continúa…)

Elementos autobiográficos II – Junto al Maestro Peter Deunov
Cp. 13 – Verano en las montañas del Rila

Elementos autobiográficos de Omraam Mikhaël Aïvanhov cubre el período desde 1917, año en que conoció al maestro Peter Deunov, hasta 1937, año en que dejó Bulgaria para ir a Francia.