La espiritualidad y el comportamiento del Maestro nunca estuvieron inspirados por un rechazo a la fuerza sexual, al contrario: para él, la energía sexual, puesta en el ser humano por la Inteligencia cósmica, contiene grandes promesas de evolución y de superación.

Aprendamos a dirigir estas energías a las esferas más elevadas

En su pensamiento, la santidad tiene una relación estrecha con el dominio sexual: el ser humano sólo puede llegar a ser perfecto cuando ha logrado controlar y dirigir hacia arriba estas energías particulares. Y sólo puede lograrlo adoptando «el alto ideal de llegar a ser como el Padre celestial y la Madre divina», extendiendo su amor, en espíritu, a todos los seres de la Tierra:

«El amor es un intercambio, y los intercambios no sólo existen en el plano físico. Dos seres pueden hacer intercambios a distancia, con la mirada, con el pensamiento, con la palabra, sin abrazarse, sin tocarse. (…) Cuando hablo del amor pienso en este amor que es la vida misma, que es la luz, que es la belleza, que es un intercambio con las criaturas divinas. En él pienso día y noche, y recibo las bendiciones de este amor.»

No renuncien, muevan su placer del plano físico al espiritual

Sin embargo, la renuncia sin sustitución no tiene sentido para él. Como dijo a menudo a lo largo de su vida, él no renunció a nada, sólo transpuso los placeres del plano físico al plano espiritual, lo que le aportó un gozo profundo alimentado por experiencias místicas. La belleza de la infancia, la dulzura de la naturaleza a la salida del sol, el esplendor de las estrellas de los océanos y de las montañas, todo eso le hablaba de la perfección de Dios.

Louise-Marie Frenette,
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