El concepto de que todos los seres humanos posee dos naturalezas, una naturaleza humana y una naturaleza divina, es clave para la enseñanza.

En los links al final de esta página, el Maestro da una clara descripción y análisis de esta naturaleza inferior y superior, o de la personalidad e individualidad como les llama, y utiliza términos de la tradición espiritual de Oriente para referirse a los diferentes cuerpos sutiles que constituyen ambas naturalezas.

La naturaleza inferior está compuesta de los cuerpos físico y etérico (el cuerpo etérico es el doble invisible del cuerpo físico – es su medio de sensibilidad y sensación). También está el cuerpo astral, asiento de todos los sentimientos y deseos puramente humanos, como por ejemplo el amor personal, posesivo, ira, celos, vulnerabilidad, miedo, codicia, y así sucesivamente. La tercera parte de la naturaleza inferior, el cuerpo mental, representa todas las facultades intelectuales, que tienen que ver exclusivamente con nuestra existencia física y el logro del éxito material. Es, por supuesto, necesario para nuestra supervivencia en la tierra, pero su comprensión y competencia se restringe al plano físico y, por lo tanto, es limitado.

La naturaleza superior, divina, consiste en el cuerpo causal (la mente superior) o sabiduría divina. Es capaz de conocimiento y comprensión instantánea, porque es una con todas las manifestaciones de la vida, representa la verdadera inteligencia e intuición.

El cuerpo búdico (el corazón superior) está formado de todos nuestros más puros, más nobles sentimientos: amor por Dios, la jerarquía angélica, por todo aquello que es luminoso y sublime; y también un amor universal, impersonal por todas las criaturas.

En tercer lugar el cuerpo átmico representa la voluntad superior. Cuando los seres humanos alcancen el nivel del cuerpo átmico, su voluntad personal se ha vuelto una con la voluntad divina, son por lo tanto omnipotentes y poseen verdadera libertad.

La Enseñanza del Maestro sobre el Tema

El Maestro dio muchas conferencias cubriendo este tema, y son extremadamente útiles para todos quienes buscan sinceramente transformarse a sí mismos, tanto por la claridad de las explicaciones como por los criterios que ofrece respecto a cómo reconocer las sutiles manifestaciones de las dos naturalezas. Su análisis penetrante y en ocasiones divertido, de todos los trucos y maquinaciones de la naturaleza inferior, de todos sus disfraces sutiles, nos entrega un espejo que nos permite reconocer este aspecto de nosotros mismos, mientras nos ofrece métodos que pueden ser usados para liberarnos de su tiranía.

El más importante de estos métodos es que los seres humanos nos identifiquemos, no con nuestro cuerpo o con nuestra naturaleza inferior, animal, sino que con nuestra naturaleza divina, la parte de nosotros que es una con Dios:

‘Deben entender que ustedes son divinidades. Sí, divinidades, y viven en un plano más elevado, libres de limitaciones, sombras y oscuridad, dolor y sufrimiento, en medio de la abundancia y la alegría.¿Saben qué les impide manifestar el esplendor de esas regiones más elevadas aquí abajo? La personalidad. Vuestra personalidad es demasiado poco adaptable, demasiado centrada en sí misma para capturar los mensajes sutiles de esas regiones, como una radio que no puede captar todas las emisoras. Las ondas y vibraciones liberadas por la Inteligencia Cósmica en las esferas más altas, son rápidas como el rayo, y la materia de la personalidad es demasiado densa, demasiado dura de oído para vibrar a tono con ellas, y por lo tanto, no puede captar los mensajes divinos. Cruzan de forma instantánea, sin producir impresión alguna, y continuamos viviendo en ignorancia, lejos de conocer o experimentar la maravillosa alegría de nuestro Ser Superior.

Hay maneras de cambiar esta situación. Si eligen llevar una vida pura, y volverse nuevamente un hijo de Dios, entonces sus corazones se abrirán y se volverán generosos, sus mentes se aclararán y sus voluntades se volveran indomables. La voluntad de la personalidad, se volverá el instrumento con el cual expresamos la vida divina de la individualidad, más y más completa y correctamente, hasta el día en que tanto la personalidad como la individualidad se fundan, y la personalidad deje de existir para volverse una con la individualidad.»

Sin embargo, el Maestro estaba totalmente consciente de que debemos trabajar por mucho tiempo y duramente, con gran tenacidad y perseverancia, a fin de alcanzar este sublime ideal. Incluso si tenemos éxito en domar la personalidad, y reemplazarla con la individualidad, no habrá desaparecido mientras las células de nuestro cuerpo físico aún contengan los mismos viejos recuerdos, pues son esos recuerdos los que empujan a los seres humanos a repetir los mismos errores.

Así que es crucial que mantengamos una conexión constante con el cielo, a través de la oración y la meditación, y de esa forma tendremos un poderoso aliado en Dios. Esta es la única condicion bajo la cual la personalidad puede ser derrotada de una vez por todas.

«Ahora cuando oran diciendo «Dios Todopoderoso, te ruego con todo mi corazón que tomes la dirección de mi vida en lugar de mi personalidad», actúan no sólo sobre las partículas materiales de sus cuerpos físicos, sino en la memoria de sus células, sus hábitos incorporados… que entonces son reemplazados por uno nuevos y mejores.

Lo que les estoy diciendo es muy importante. Incluso si consiguen controlar su personalidad, incluso si la fuerzan a llevar sus planes y proyectos idealistas, y logran que haga como se le ordena, no será lo mismo cuando hayan removido los viejos patrones y pongan nuevos patrones en su cabeza. Se puede inclinar a sus voluntades, pero eso no quiere decir que haya aceptado sus patrones, al contrario, aún tiene los suyos propios, y está esperando el momento para hacer lo que quiera. Al rogar fervientemente que Dios tome posesión de ustedes, le están robando a la personalidad su vieja memoria y hábitos, y desde entonces ¡ya no será la personalidad quien guíe su vida, sino la individualidad! La forma aún será el cuerpo físico, con un estómago, pulmones, cerebro, etc… pero con nuevos contenidos.»

Oración para que la personalidad sea reemplazada por la individualidad:

Señor, asegura que desaparezca en tu eternidad y en tu inmensidad: toma mi lugar y vive dentro mío. Manifiéstate:
a través de mi inteligencia, como sabiduría,
a través de mi corazón, como amor,
a través de mi voluntad, como poder,
De modo que el Reino de Dios y Su Justicia se establezca en la tierra.

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