Cómo fundirse con la Armonía del Cosmos

«Quienes saben cómo armonizar su ser con la respiración del cosmos, entran en la esfera de la conciencia divina. ¡Pero muchos de ustedes aún están muy lejos de entender la dimensión espiritual de la respiración! Si fueran sensibles a esa dimensión, podrían trabajar todas sus vidas inspirando la fuerza y la luz de Dios y expirando esa luz de vuelta al mundo entero.

Porque expirar tambien es esto: Distribuir la luz de Dios que uno ha atraído a su propio interior.

Al estudiar la respiración y su relación con los ritmos del universo, los Iniciados han encontrado que, a fin de comunicarse con una región particular del mundo espiritual, el ser humano debe escoger el ritmo apropiado, hacerlo propio y usarlo como una llave para establecer contacto, exactamente como cuando uno sintoniza la radio en una estación particular si uno conoce la frecuencia correcta. La frecuencia es un factor esencial para hacer contacto con una estación transmisora determinada, y lo mismo es cierto para la respiración: Deben saber a qué ritmo ajustarse, a fin de hacer contacto con una región particular del universo.

De esta manera, la respiración puede aclararles grandes misterios, pero sólo si la acompañan de algún trabajo mental.

Inspirar y expirar… inspirar y expirar… dentro y fuera… Hay un vínculo entre la respiración y cada manifestación de la vida espiritual. La meditación es una respiración, la oración es una respiración, el éxtasis es una respiración, cada forma de comunicación con el Cielo es una respiración, y la respiración física revela la intensidad de ese intercambio.

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Ahora, uno de los mejores ejercicios que pueden hacer – y les aconsejo que tomen como hábito hacerlo todos los días, varias veces al día – es respirar luz. Elijan un lugar tranquilo donde nadie los moleste, siéntense en una posición cómoda y respiren: imaginen que están inhalando luz cósmica, la luz que es incluso más sutil, infinitamente más sutil que la luz del sol, esa luz intangible, invisible, quintesencial, que permea toda la creación.

Dejen que esta luz empape las profundidades de su ser, y que fluya por todas sus células y todos los órganos de su cuerpo. Entonces, mientras expiran, deténganla y proyéctenla hacia afuera, para iluminar, irradiar y ayudar a cada criatura en el mundo.»

Omraam Mikhael Aivanhov,
Izvor 225, Armonía y Salud,
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