Para que puedan trabajar todos los días sin fatiga, para que puedan estar todos los días activos, dinámicos, dispuestos para realizar grandes trabajos, tienen que saber utilizar correctamente el cerebro. Esto es muy importante.

Comiencen su trabajo con suavidad y tranquilidad

Si quieren continuar durante mucho tiempo sus actividades espirituales, tengan cuidado, de ahora en adelante, y no se precipiten de golpe sobre un tema, aunque les guste, porque provocan una reacción violenta. Empiecen con suavidad, tranquilamente. Sumérjanse en el océano de la armonía cósmica para llenarse de fuerza. Y cuando se sientan henchidos, adelante, láncense a un trabajo en el que participe todo su ser. Sí, porque no es sólo el intelecto sino todo su cuerpo, toda la muchedumbre de sus células que deben ser utilizados para realizar el trabajo espiritual.

Pongan atención a su respiración

Durante los primeros instantes, procuren no pensar; den solamente una mirada en su fuero interno para constatar que todo funciona bien. Pero ocúpense también de la respiración: respiren regularmente, no piensen en nada, sientan solamente que respiran, tengan solamente la conciencia, la sensación de respirar… Verán cómo esta respiración introducirá un ritmo armonioso en sus pensamientos, en sus sentimientos, y en todo su organismo; y les será muy benéfico. Evidentemente hay que empezar, de todos modos, a meditar sobre temas accesibles. El ser humano está creado de tal manera que no puede vivir naturalmente en un mundo abstracto. Por consiguiente debe asirse primero a lo que es visible, tangible, próximo a él, a lo que ama.

Comiencen por meditar en algo que amen

Comiencen, pues, por meditar sobre aquello que aman; más tarde lo dejarán de lado, pero empiecen con lo que les gusta, con lo que les atrae…
escogiendo siempre, claro está, un tema espiritual. Comenzando con los temas que les atraigan, desarrollan en ustedes mismos un método de trabajo, y luego pueden abandonar estos temas para proyectarse hacia regiones más elevadas, más abstractas.

Evidentemente si empiezan por concentrarse en el espacio, en el tiempo, en la eternidad… no llegarán muy lejos. Más tarde podrán concentrarse en el vacío, en el abismo, en la nada, pero empiecen con temas más accesibles, y vayan progresivamente introduciéndose en temas más abstractos.

Evidentemente habría que añadir todavía muchas cosas, pero ya basta por hoy. Hay que comprender la importancia de la meditación y, sobre todo, que para conseguir resultados deben vigilar sus pensamientos, sentimientos y acciones, es decir, toda la forma de vivir.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Izvor 224 – Poderes del Pensamiento
Cap. 11, Las Bases de la Meditación