Cuando observamos a los humanos, nos damos cuenta de que tienen necesidad de comer, de beber, de pensar, de amar, de estudiar, de trabajar, etc. Pero también otra necesidad que les empuja a ser creadores. Desde su más tierna infancia empiezan a hacer montoncitos de arena, dibujos, a colorear… Los pueblos más primitivos tienen también esta necesidad de crear, como lo muestran todas estas pinturas que han encontrado en las paredes de numerosas grutas en Europa y en África.

Gracias a estos dibujos han podido reconstituir la fauna de esa época, las costumbres de esos pueblos y hasta sus prácticas mágicas, porque se piensa que representando a los animales que iban a cazar, trataban de embrujarlos para tener éxito en la caza. Esto es muy interesante, porque prueba que estos pueblos conocían ciertas leyes según las cuales al actuar sobre una imagen, actuamos sobre la criatura que la imagen representa.

La necesidad de crear es uno de nuestros instintos más fuertes

El ser humano, ha tenido pues, desde el comienzo de su evolución, deseos de crear, empezando por la creación de los hijos. Entre los instintos más fuertes y más tenaces que posee, se encuentra esta necesidad de ser un creador y parecerse así a su Padre Celestial.

Si no son hijos lo que se desea crear, son obras de arte: esculturas, monumentos, danzas, cantos, poemas… Cuando les hablé de Leonardo de Vinci y de Miguel Ángel, os mostré lo dotados que eran en todos los campos: poesía, pintura, escultura, arquitectura.

Los seres humanos necesitan reemplazar las viejas formas

Leonardo de Vinci era también músico, matemático e ingeniero. El arte es la prueba de que este deseo que experimenta todo hombre de ser un creador, no se limita a la creación de los hijos, a una simple reproducción para la conservación de la especie; se manifiesta como una necesidad de ir más lejos, de dar un paso más y de reemplazar la antigua forma, por otra nueva, más sutil, más bella, más perfecta.

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Omraam Mikhaël Aïvanhov
Obras Completas, vol. 12, Las Leyes de la Moral Cósmica
Cap. 3, La actividad creadora como medio de evolución