La felicidad es como una pelota tras la que se corre, pero en el momento de atraparla se le da un puntapié… ¡para poder seguir corriendo tras ella! Porque es en esta carrera donde uno se siente estimulado; es en esta búsqueda, en este impulso por alcanzar el objetivo donde se encuentra la felicidad.

No hay duda de que, cuando se acaba obteniendo lo que se deseaba, se es feliz de momento, pero inmediatamente después se siente un vacío: hay que buscar otra cosa y nunca se está satisfecho.

Por esto, ¿qué hay que hacer? Ponerse a la búsqueda de lo que está más lejano y es más irrealizable: la perfección, la inmensidad, la eternidad, y por el camino encontrarán todo lo demás: el conocimiento, la riqueza, el poder, el amor… Sí, los tendrán sin pedirlos.

La felicidad siempre es acompañada por el placer

La necesidad de encontrar la felicidad está profundamente arraigada en el ser humano. Es esta necesidad la que le estimula, la que le guía. Aun cuando, según su temperamento, mire esa felicidad bajo formas diferentes, se le aparece sobre todo bajo la forma del placer, ya que la felicidad no va nunca separada del placer y la mayoría de las personas confunden incluso una cosa con la otra.

Se imaginan que todo lo que les parece atractivo, simpático, que les gusta, que les dice algo, es lo que les va a hacer felices. Pero no es así. Si se analiza lo que realmente es el placer, cómo se halla, dónde se encuentra, se comprenderá que es mucho más complicado.

Cuando se observa la energía que despliegan los humanos para sumergirse en aquellas actividades que les dan placer, es evidente que, si la felicidad fuera sinónimo de placer, todo el mundo nadaría en la felicidad. Pero más bien se produce lo contrario: a menudo, allí donde las personas encuentran su placer, también allí encuentran su desgracia.

El placer apela principalmente al cuerpo físico

El placer es una sensación momentáneamente agradable que les impulsa a creer que, prolongándola durante el mayor tiempo posible, serán felices. Pero no es así. ¿Por qué? Porque esas actividades que les procuran rápida y fácilmente una sensación agradable no están situadas, la mayoría de las veces, en un plano muy elevado: sólo llegan al cuerpo físico, quizás al corazón y un poco al intelecto.

La felicidad abarca la totalidad del ser

Sin embargo, no se puede ser feliz cuando se busca satisfacer únicamente al cuerpo físico, al corazón e incluso al intelecto, porque son satisfacciones parciales y efímeras. La felicidad, contrariamente al placer, no es una sensación del instante y afecta a la totalidad del ser.

Omraam Mikhaël Aïvanhov
Izvor 231, Las semillas de la felicidad
Cp. 2, La felicidad no es el placer