– La alimentación entrega el don de la vida eterna

Alimentarse es, ante todo, retirar conscientemente de la comida los elementos que entrarán como materiales en la construcción de nuestro cuerpo físico. Pero, puesto que el ser humano no está formado solamente por un cuerpo físico sino que posee otros cuerpos más sutiles, se plantea la cuestión de cómo alimentar esos cuerpos sutiles, los cuales, a menudo están sub-alimentados a causa de su ignorancia. En efecto, si todos saben más o menos qué alimento deben dar a su cuerpo físico, pocos saben cómo alimentar a los otros cuerpos: el cuerpo etérico (o cuerpo vital), el cuerpo astral (sede de las emociones) y el cuerpo mental (sede del pensamiento).

1. El cuerpo etérico (una réplica sutil del cuerpo físico.)

Es necesario masticar bien los alimentos, pero la masticación es para el cuerpo físico. Para el cuerpo etérico hay que añadir la respiración. Por eso, mientras coméis, deben parar de vez en cuando y respirar profundamente a fín de permitir al cuerpo etérico retirar de los alimentos las partículas más sutiles. Sólo la respiración profunda permite este proceso. Pero si estamos hablando o discutiendo mientras tragamos el alimento rápida y automáticamente, el ritmo respiratorio correcto es perturbado, las reacciones físico-quimicas no se realizan con normalidad, y de ahi se derivan pesadeces y malestares que prueban que no hemos comido correctamente. Para alimentar el cuerpo etérico debemos también, por lo tanto, comer en silencio.

 

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2. El cuerpo astral

El cuerpo astral se alimenta de sentimientos y emociones que están hechos de una materia todavia más sutil y elevada que las partículas etéricas. Lo podemos alimentar teniendo sentimientos de amor hacia esos alimentos que han sido preparados en los talleres del Señor. Cuando el cuerpo astral ha absorbido todos esos elementos, existen todas las posibilidades de que suscite sentimientos de calidad muy elevada: el amor hacia todos los hombres, la sensación de ser feliz, de estar en paz y en armonia con la naturaleza. Cuando vuestro cuerpo astral ha recibido su alimento, sienten una gran sensación de bienestar, se sienten generosos, y si se trata de arreglar cuestiones importantes, ustedes se muestran tolerantes, pacientes, benévolos, sabiendo hacer concesiones. Por el contrario, si el cuerpo astral no ha sido alimentado porque han comido gruñendo, criticando a los otros y enfadándose, se manifiestan enseguida con acritud, nerviosismo y parcialidad, y si tienen problemas difíciles de resolver, la balanza se inclina siempre hacia el lado negativo e injusto.

3. El cuerpo mental

Para alimentar a su cuerpo mental el discípulo se concentra sobre los alimentos, cierra los ojos y ni siquiera mira a sus vecinos para concentrarse mejor. El sabe que los alimentos son una carta de amor enviada por el Creador e intenta leerla interiormente. Para los discípulos, los alimentos son una manifestación de Dios, una carta de amor del Señor, y, por lo tanto, se esfuerzan por pensar en ellos desde todos los puntos de vista. Se preguntan de dónde vienen, qué contienen, cuáles son las cualidades que les corresponden, qué entidades se han ocupado de ellos. Porque el discípulo sabe que hay seres que trabajan sobre cada planta, sobre cada fruto, y que si éstos crecen y maduran en una época determinada, es a causa de ciertas influencias planetarias.

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La mente de los discípulos, pues, está ocupada en todas esas reflexiones y medita profundamente en esos asuntos mientras comen. Asi, su cuerpo mental se nutre y retira de los alimentos elementos superiores a los elementos del plano astral, obteniendo de ellos la lucidez, la claridad y una penetración profunda en la vida del mundo. Después de una comida tomada en tales condiciones, deja la mesa con una comprensión tan luminosa que es capaz de llevar a cabo trabajos intelectuales muy profundos.

4. Los cuerpos causal, búdico y átmico

Más allá de los cuerpos etérico, astral y mental, el ser humano posee otros cuerpos todavia más sutiles: el cuerpo causal, el cuerpo búdico y el cuerpo átmico, y esos cuerpos también deben ser alimentados. ¿Cómo? Después de haber respirado, después de haber comido los alimentos con amor, después de haber meditado sobre ellos, el Iniciado se deja penetrar por un sentimiento de reconocimiento hacia el Creador; gracias a estos alimentos llega incluso a realizar una verdadera comunión con Él. Es así como alimenta sus tres cuerpos superiores, y llega al éxtasis. El alimento entrega el don de la vida eterna.

(Continuará…)

Omraam Mikhaël Aïvanhov

Más detalles en los libros:
‘Hrani Yoga – El Yoga de la Nutrición’, Obras Completas, Vol. 16.

‘La Nueva Tierra – Métodos, Ejercicios, Fórmulas y Oraciones’, Obras Completas, Vol. 13.